miércoles, 21 de mayo de 2014

VIVIENDO DIFERENTE

Al estudiar la Palabra de Dios aprendemos pronto que hay una gran diferencia entre los que son salvos y los que están perdidos. En Deuteronomio 18:9-14 Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.  No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. , Dios prohibió  que los hijos de Israel cuando entrarán en la tierra prometida (Palestina) aprendieran las costumbres de las naciones paganas y que imitaran sus caminos y Dios deja claro una DIFERENCIA entre lo inmundo y lo limpio lea Levítico 10:10 y 11:47, “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio” y “para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio,…”
Lea cuidadosamente Juan 13:2 “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregasey Juan 13: 10-11 “Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.”. Esto nos enseña que no todos los discípulos eran limpios.
En Efesios 2:11-13 “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. ”
De acuerdo con Efesios 4:17-19 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”, ya no deberíamos vivir como viven los inconversos, cuando una persona llega a conocer la verdad que hay en Cristo, ya no deseará seguir viviendo del mismo modo como cuando era inconverso en Efesios 4:20-24 “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. ”, porque el deseo de Dios es que ya no imitemos a los hijos de desobediencia Efesios 5:6-7 “No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”, por cuanto ya no estamos en tinieblas (ver Juan 8:12; Colosenses 1:13; 1 Pedro 2:9; y 1 Tesalonicenses 5:5-8), entonces debemos andar como dice Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”, porque ahora somos nueva criatura “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17.
En 1 Tesalonicenses 4:5 “no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Diosleemos que los gentiles no conocen a Dios, pero los creyentes o cristianos si conocen a Dios “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17.3 y 1 Juan 5:20 “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”,  esto nos induce que ya no debería el creyente vivir igual que aquellos que no conocen a Dios. Si una persona conoce verdaderamente al Dios viviente, en Tito 3:3-8 “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.” Estos versículos dan una buena descripción de su vida antes que fuera salvo y ahora en qué debe ocuparse el creyente cuidadosamente cada día. De Tito 3:14 aprendemos que Dios no quiere que el creyente sea sin frutos. El creyente en Cristo tiene ciertas responsabilidades hacia todos los hombres por cuanto representa a Cristo en el mundo. Dios les bendiga.



martes, 13 de mayo de 2014

¿SOY UN VERDADERO CREYENTE?

¿Me reconozco como un pecador perdido y culpable en la presencia de un Dios santo y justo (Romanos 3:10-19,23)? ¿Reconozco que mi propio corazón es engañoso y perverso e incurablemente enfermo (Jeremías 17:9; Marcos 7:21-23)? ¿Reconozco que merezco la muerte y el infierno (Romanos 6:23)? ¿Acepto que si Dios me diera lo que merezco y me recompensara o pagara según como he llevado mi vida, yo sería destrozado (Salmo 130:3; compare Salmo 103:10)? ¿Admito que no puedo hacer absolutamente nada para salvarme a mí mismo (Tito 3:5)? ¿Comprendo que mis mejores esfuerzos para hacer buenas obras nunca me ganarán o conseguirán la entrada al cielo (Efesios 2:8-9)? ¿Me doy cuenta que ni mi iglesia ni mi sistema religioso pueden salvar mi alma (Jeremías 17:5)? ¿Estoy convencido que mi propia rectitud y mi propia virtud están lejos de la justicia que Dios requiere y demanda (Romanos 3:10-12; 1 Corintios 6:9-10)? ¿Tengo yo en y por mí mismo alguna credencial personal que sea aceptable a Dios (Isaías 64:6)? ¿Creo que Jesucristo es la única solución que Dios tiene para mi pecado (Hechos 4:12)? ¿Reconozco que Jesucristo es el único camino a Dios (Juan 14:6), la única puerta de salvación (Juan 10:9), el único Salvador de pecadores (Mateo 1:21), el Único que puede darme vida eterna (Juan 10:28; 17:3)? ¿Comprendo que Jesucristo es el eterno Dios (Juan 1:1-3), que vino a este mundo y se hizo hombre para salvarme (Juan 1:14; 1 Timoteo 1:15; Juan 3:17)? ¿Estoy convencido que ÉL me amó, aun siendo yo un pecador (Romanos 5:8; Juan 3:16) y que murió y resucitó para salvar mi alma (Romanos 4:25)? ¿Estoy persuadido que el Señor Jesús murió en la cruz por mis pecados y que murió en mi lugar como mi perfecto sustituto, muriendo en mi lugar, pagando completamente el total castigo por mis pecados (Isaías 53:6; 1 Pedro 3:18; 2 Corintios 5:21)? ¿Estoy confiando en ÉL y sólo en ÉL para salvarme (Hechos 16:31)? ¿He venido a ÉL con la fe sencilla de un niño (Juan 6:35,37; Mateo 11:28)? ¿He recibido personalmente por fe al Señor Jesucristo como mi Salvador (Juan 1:12)? ¿Está descansando todo mi ser en quién es ÉL (Juan 8:24), en lo que ÉL ha hecho (1 Corintios 15:3-4) y en el que ÉL ha dicho (Juan 6:47)? ¿Creo que ÉL es capaz de salvar completamente a todos los que por medio de ÉL se acercan  a Dios, incluso a mí (Hebreos 7:25)? ¿Creo en la declaración de Cristo que se encuentra en Juan 5:24? ¿Juan 3:16 es cierto respecto a mí? ¿Alguna vez he compartido con otros que Jesucristo es mi Salvador (Romanos 10:9-10, Mateo 10:32)? ¿Puedo decir de todo corazón: mi esperanza se basa sólo en la en la sangre y en la justicia de Jesús? No confío en sistema alguno, sólo me apoyo en el Nombre de Cristo. En Cristo, la firme Roca estoy asentado, cualquier otro terreno es arena movediza.
Otra pregunta que me puede ayudar es: si yo muriese hoy y compareciese ante Dios y ÉL me preguntara: ¿“por qué debo permitirte entrar en mi cielo santo”? ¿Cuál sería mi respuesta? Si mi respuesta apunta a mí en alguna manera (mis propias credenciales, mis propias obras, mis deberes religiosos, etc.) no estoy sobre terreno sólido. Aquí hay algunos ejemplos de personas que confían en SI MISMAS: “Dios debe dejarme entrar al cielo, porque durante mi vida he hecho más cosas buenas que malas”. “Dios debería permitirme entrar al cielo, porque he tratado de guardar los diez mandamientos”. “Dios debería dejarme entrar al cielo, porque soy miembro de cierta iglesia” etc. Todas estas respuestas apuntan hacia MI, pero la salvación no es mía, la salvación es del Señor. 
Hay un solo motivo por el cual puedo ir al cielo. La respuesta apropiada es la siguiente: Iré al cielo por una sola razón. Y esta única razón es Jesucristo mi Salvador. Sin su obra en la cruz, yo nunca podría ser salvo. Si ÉL no hubiese dado su vida por mí, jamás podría entrar al cielo. ÉL es mi única esperanza. ÉL es la única justicia que tengo y ÉL es toda la justicia que necesito. “Gracias Señor por salvarme.”  Note que con esta respuesta nos  desentendemos de nosotros mismos y señalamos claramente hacia el Salvador y solo hacia ÉL.

miércoles, 7 de mayo de 2014

FUI SANTIFICADO

1 Corintios 1:2; 1:30
 En Isaías 6:3 los serafines usan tres veces una palabra para describir lo que Dios Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”. Encuentra usted una descripción similar en Apocalipsis 4:8 “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. La palabra “santo” significa “puesto aparte, separado”. De modo que podríamos traducir Isaías 6:3 de esta manera: “SEPARADO; SEPARADO; SEPARADO es el Señor de los ejércitos”.
De modo que él nos MANDA a estar SEPARADOS de todo lo que es pecaminoso. Este mandamiento se encuentra en 1 Pedro 1:16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo: porque el deseo de Dios es que el creyente imite su santidad lea Efesios 5:1 “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. De acuerdo con Levítico 11:44-45, los creyentes del Antiguo Testamento tenían este mismo mandamiento. De modo que al estudiar la doctrina bíblica de la SEPARACIÓN debemos empezar con DIOS MISMO y debemos tener siempre en mente el hecho de su santidad y su separación.
La palabra “santidad” significa “santificación” (vea 1 Tesalonicenses 4:3-4 donde la misma palabra se usa dos veces) y “santificación” significa “ser apartado, ser separado”. De modo que Dios nos ha llamado a estar separados para ÉL. De acuerdo a Romanos 1:1, Pablo fue llamado a ser santo y de acuerdo a Romanos 1:7 “a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, los creyentes de Roma fueron llamados a ser santo. Por lo tanto, ¿usted cree que esos creyentes eran realmente santos?. La palabra “santo” significa “una persona santa, una persona apartada, una persona separada”.
Lea 1 Corintios 2:15-3:4. Los creyentes de Corinto eran creyentes espirituales y también había carnales, nos sorprende entonces descubrir que en 1 Corintios 1:2 esos creyentes fueron santificados. No sólo eso en 1 Corintios 1:30 encontramos que en Cristo Jesús estos creyentes no sólo tenían sabiduría y justificación y redención, sino también tenían santificación. En 1 Corintios 6:11 leemos que aunque esas personas en Corinto habían sido antes terribles pecadores (versículos 9-11), ahora habían sido lavados y santificados (separados, apartados) y  justificados (declarados justos). De modo que según la manera en que estos creyentes corintios vivían (1 Corintios 3:1-4), ellos eran carnales, pero de acuerdo a como Dios los veía EN CRISTO (1 Corintios 1:2) ellos eran santos. En Efesios 1:1 y Filipenses 1:1 los creyentes de Éfeso y de Filipo eran llamados santos.
En  Colosenses 3:12 leemos que hay tres cosas que son ciertas de todo creyente. Cada creyente es escogido de Dios, santos y amados (Dios nos ama pues estamos en el Amado, ver Efesios 1:6 y Mateo 3:17). En 1 Pedro 2:9 descubrimos cuatro cosas más acerca de los creyentes. Como creyentes somos: linaje escogido, real sacerdocio (cada creyente es un sacerdote y podemos ofrecer a Dios los sacrificios descritos en Hebreos 13:15-16); nación santa y pueblo adquirido (pueblo propio de ÉL, ver Tito 2:14). Por ello, cada creyente, por cuanto ha sido separado, es responsable de vivir una vida separada.
Esto significa que Dios espera que los santos vivan como santos. Puesto que fuimos separados para Dios, hemos de vivir vidas separadas, en Efesios 4:1 encontramos la siguiente declaración Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. La palabra “vocación” significa “llamado o llamamiento”. De modo que el Señor quiere que nuestro vivir sea digno del llamado con el cual fuimos llamados. Como creyentes en Cristo tenemos un gran llamado. Cuando Dios nos salvó, ÉL nos separó y nos llamó HACIA ÉL MISMO. De acuerdo con 1 Corintios 1:9, fuimos llamados “a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. La Biblia describe este maravilloso llamado de tres maneras. Como creyentes en Cristo tenemos un llamamiento supremo según Filipenses 3:14, llamamiento celestial según Hebreos 3:1  y  llamamiento santo según 2 Timoteo 1:9. De acuerdo con 1 Tesalonicenses 4:7, Dios nos llama a santificación, debemos de entender quiere Dios que nuestro andar sea digno de nuestro santo llamado (Efesios 4:1). La palabra “digno” procede de otra palabra que significa “medir”. En los tiempos bíblicos se usaban balanzas para medir. El patrón de medida se colocaba en un lado y el producto (grano, fruta, etc.) a pesar, se colocaba al otro lado. Cuando los platillos estaban nivelados y balanceados, todos sabrían que se había medido la cantidad apropiada. Por lo cual la palabra digno conlleva la idea de equilibrado e igual. Considere otra vez Efesios 4:1,  andar como es digno significa que nuestro andar (nuestra vida) debe ser igual, estar al mismo nivel de nuestro llamamiento.
Sé que soy un santo y que Dios me ha llamado hacia Él Mismo con un llamamiento santo y por su gracia deseo vivir una vida santa y separada, para que otros puedan saber que pertenezco al Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
El gran problema se genera cuando desobedecemos Efesios 4:1, y no andamos como es digno de nuestro llamamiento santo. Aunque somos santos (según Dios nos ve en Cristo), muchas veces en nuestra vida diaria no andamos como santos.
Deseo terminar este pequeño escrito citando  2 Timoteo 2:19 “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” Dios le bendiga.