viernes, 11 de abril de 2014

VIVIENDO EN LIBERTAD

Gálatas 2:17-19.
Después de que Pablo y Bernabé predicaron el evangelio en la región de Galacia, algunos venidos de Jerusalén se entremetieron, causando perturbación, diciéndoles a los gentiles que habían creído en el Señor, que si no se circuncidaban no podrían ser salvos. Entonces, Pablo y Bernabé fueron enviados a Jerusalén, la fuente del problema, para resolver el asunto con los líderes de allí. El punto más importante de este meollo era la circuncisión. Cuando fueron a Jerusalén, Pablo llevó consigo a Tito, que era griego. A pesar de que los de Jerusalén exigían guardar la ley de Moisés, el asunto de la circuncisión no se impuso a los gentiles. Tito fue obligado a circuncidarse (Gá 2:3).
Gálatas 2:4 habla sobre ser reducidos a esclavitud, la esclavitud bajo la ley. Al practicar la circuncisión, los creyentes neotestamentarios estaban siendo reducidos a esclavitud. Pero, nosotros que estamos en Cristo, ya fuimos libertados: para libertad Cristo nos libertó. Permanezcamos, pues, firmes y no nos sometamos de nuevo al yugo de la esclavitud (Gá 5:1-2). Quien está en Cristo, ya tiene libertad. No es más esclavo de la ley, no está más bajo el yugo de la ley.
En Hechos 15, por la decisión que fue tomada entre los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, podemos ver que los gentiles no fueron subyugados por la rigidez de la ley. La libertad que ellos tuvieron en Cristo no fue reducida a esclavitud. Por la palabra de Pedro, vemos que ya hemos sido libertados de la ley, ya tenemos libertad en Cristo. No somos más esclavos del pecado ni de la ley. Nosotros no dependemos de la obediencia de la ley del Antiguo Testamento para ser salvos por la fe en Cristo en el Nuevo Testamento.
El Señor Jesús no sólo nos libertó, sino que Él aún nos suple de tal manera que siempre tenemos esa libertad en Él (Gá 5:1). Ya no somos más reducidos a esclavitud por la ley. No solamente tenemos la libertad exteriormente, sino que aún tenemos interiormente el suplir de vida y Espíritu, y disfrutamos descanso y paz. Ya no nos preocupamos por la ley. El Señor nos da disfrute y vida por medio del Espíritu, y así logramos vivir una vida según el patrón de Dios, por encima de la exigencia de la ley. Luego, somos libres porque Cristo nos libertó.
Ya que todos hemos ganado la libertad y estamos libres de las exigencias de la ley, debemos tener cuidado para no volver a someternos a la esclavitud de la ley, no sólo a la ley del Antiguo Testamento, sino también a cualquier ordenanza que nosotros mismos fabriquemos. Aun en la iglesia puede ser que existan muchas ordenanzas que nosotros mismos hemos creado e intentamos guardarlas. Esas ordenanzas nos esclavizan y nos hacen volver a la ley. Fuimos salvos por la gracia, y no debemos de ningún modo volver a la ley ni ponernos bajo esas ordenanzas.
Sin embargo, aparte de aquellos que han hecho que el cristianismo parezca una lista de ordenanzas, reglas y rituales, también hay otro lado que tenemos que evitar. En ese lado tenemos a aquellos que usan la libertad como una excusa para pecar: “¿Qué no soy cristiano? ¿Qué no soy salvo por gracia? ¿A caso no me ha libertado Cristo? Entonces está bien que haga lo que yo quiera”. En esta categoría tenemos a aquellos que claman que son cristianos, y la manera en la que viven casi no es diferente de la manera en que aquellos que no conocen a Cristo viven. Cuando la gente del mundo la ve se sienten confundidas y se preguntan cuál es la diferencia al ser cristiano. Esa es una manera peligrosa de pensar y vivir, Pablo advierte: Gálatas 5:13 “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”
Y también Pedro repite en 1 Pedro 2:15:16 “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”
 Aunque somos libres, no debemos usar nuestra libertad como una oportunidad para la carne, como una tapadera para la maldad. Como Pablo pone en Romanos 6:15-18 “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. ”
Un hombre es esclavo del amo al cual obedece. ¿Obedeceremos de nuevo al pecado –por lo que Cristo dio su vida para liberarnos? “EN NINGUNA MANERA” es la respuesta de Pablo. Y continúa: Romanos 6:20-23 “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Es erróneo creer que no hay problema si le damos lugar al pecado. Hay un pago para esto, “y la paga del pecado es muerte MAS LA DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO” y como Gálatas 6:7-8 repite: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”
 Para concluir: por lo cual “no usemos la libertad como una oportunidad o excusa para la carne sino a través del amor sirvámonos los unos a los otros.”, amen.  


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