martes, 29 de abril de 2014

JUSTIFICADOS POR DIOS

(Romanos 3:24; 1 Corintios 6:11)
El tema de hoy tiene que ver con la justicia de Dios la cual nos hace participes de la vida eterna, podemos comenzar  con esta pregunta: a los ojos de Dios, ¿cuántos hombres justos hay? según Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;”. ¿Quién es el único Justo? según 1 Juan2:1 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. ” y 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;” con esto en mente, ¿Quién cree usted que es el siervo que sufrió y  que justifica a hombres y mujeres injustos,  lea Isaías 53:11 “ Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. ” y  lo afirme 1Pedro 3:18.
Lea 1 Corintios 6:9-11 “6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”. En ese pasaje, los versículos 9 y 10 describen como vivían algunos de los creyentes de corinto antes de ser salvos y el  versículo 11 describe lo que Dios hizo por ellos en el momento de salvarlos. No fueron solo lavados y santificados, sino también fueron justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios. La palabra “justificar” significa “ser declarado o considerado justo”. De acuerdo a Romanos 4:5 “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” vemos que Dios justifica al impío. ¿Puede Dios justificar a un publicano malvado o a un cobrador de impuestos (Lucas 18:13-14)? “18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 18:14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.”, entonces ¿Puede Dios justificar a hombres y mujeres INJUSTOS (1 Corintios 6:9-11)?,  la respuesta es sí, porque solo Dios puede satisfacer su propia justicia, en Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” leemos que como creyentes justificados tenemos paz para con Dios. Esto es, ¡ya no somos enemigos de Dios! De acuerdo a Romanos 5:10 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” Aunque no somos justos por nosotros mismos, cuando una persona cree en el Señor Jesucristo, Dios lo ve como justo EN CRISTO. Somos justos porque estamos EN el justo Hijo de Dios. 1 Corintios 1:30 “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;. Puesto que Dios nos ve en su Hijo, somos justos. 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”, así leemos en Romanos 4:3 “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” y según versículo 5 “su fe le es contada por justicia”.
Lea Romanos 5:9 “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”.  Si Cristo no hubiese muerto en la cruz no habría  forma que el hombre alcance justicia para con Dios (Romanos 5:6-11), Dios es libre para ser benevolente con nosotros y para poner en nuestra cuenta la justicia de Cristo. Ya no somos pecadores culpables y condenados, porque ahora estamos EN CRISTO, porque Dios en su gracia me ha justificado y me ha declarado justo.
Por tanto los justificados debemos vivir como tal, lea los siguientes versículos: 1 Juan 2:29 “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él”, 1 Juan 3:7 dice “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.” Dios ve al creyente igual de justo como a su Hijo. Pero muchos se preguntaran ¿Qué de la persona que no hace (practica) justicia? ¿Pertenece ella realmente a Dios?, lea 1 Juan 3:10 “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” y 1 Juan 2:9, es cierto que sólo Dios puede ver el corazón y que sólo Dios es el Juez final de quién es salvo y quién no lo es, sin embargo, Jesús también dijo” por sus frutos los conoceréis” (vea Mateo 7:15-23). Si una persona es realmente salva, no debería solamente saberlo, sino también mostrarlo (ver Santiago 2:14-26). Las personas salvas no siempre viven tan rectamente como debieran y luchan con el pecado, pero tienen una nueva vida que es diferente de la vida que llevaban cuando eran inconversos (1 Corintios 6:9-11).
Lea nuevamente 1 Juan 2:29 y 3:7,10. ¿Desea usted vivir una vida recta y obedecer la palabra de Dios? Si no tiene este deseo, ¿cómo puede decir que es salvo? (“Soy salvo, pero no deseo agradar a Dios y no me preocupa obedecerlo. Deseo vivir mi vida como me plazca”). ¡No se engañe! Un hombre justo es reconocido por su vida justa. Está tan agradecido por lo que Cristo ha hecho por él, que lo demuestra en su vida, lea  Romanos 6:13-18, donde Dios ordena que no presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad porque somos siervos de la justicia, ahora debemos vivir como los explica  biblia en 1 pedro “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”, otros versículos que nos puedan ayudar, 1 Timoteo 6:11 y 2 Timoteo 2:22.
Amigo(a) lector busque una iglesia cristiana donde podrá aprender mucho más sobre la palabra de Dios, hoy es el tiempo, Dios le bendiga. 




martes, 22 de abril de 2014

LOS HIJOS DE DIOS

Juan 1:12; 1 Juan 3:1-2
En 1 Juan 3:10 dice En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. leemos que hay dos grupos de personas: hijos de Dios  e hijos del Diablo. Lea 1 Juan 3:12 “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas y Génesis 4:1-8. ¿Qué diría usted que Caín era un hijo de Dios o un hijo de Satanás?.
En Juan capítulo 8:37-47 leemos acerca de una conversación entre Jesús y los fariseos (los líderes religiosos de los judíos). Donde en el versículo 37 menciona que los fariseos procuraban matarle a nuestro señor Jesucristo, a pesar de ser descendientes de Abraham (versículo 41), si una persona odia a Cristo, ¿es Dios en verdad su padre (versículo 42)? Claro que no. Dijo Jesús quien era en realidad el padre de los presentes porque los deseos y la voluntad del diablo ellos hacían (versículo 44) y no creían en la palabra del señor (versículo 45), si una persona no oye y no cree la Palabra de Dios  ella realmente no es hijo de Dios (versículo 47).
De acuerdo a Efesios 2:1-3, no llegamos a ser hijos de Dios por nuestro nacimiento físico. ¿Cómo puede una persona llegar a ser un hijo de Dios? la respuesta está en Juan 1:12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;. De modo que para llegar a ser un hijo de Dios,  es necesario nacer de nuevo, Juan 1:13 “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, Juan 3:1-7 “…Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. y Gálatas 6: 15 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. ”. Cuando una persona es salva, inmediatamente pasa a ser miembro de la familia de Dios. Disfruta ahora de una relación con Dios que antes nunca tuvo y puede ahora clamar “Abba, Padre” lea Romanos 8:15-16 “ Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.y Gálatas 4:6 “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! . La palabra “Abba” es un término muy familiar que significa “Padre” y nos recuerda a un niño que se dirige a su padre diciéndole “papá” (hablándole a su padre en un término familiar) o (mi padre). 
De acuerdo a Efesios 6:1 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. y Colosenses 3:20 “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor., la responsabilidad que los hijos tienen hacia sus padres es la obediencia. Como hijos de Dios, es nuestra responsabilidad hacia Dios la obediencia absoluta. De modo que debemos andar como Hijos de Dios, 1 Pedro 1:14 “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;”.
En Efesios 5:1 dice “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. A menudo los hijos siguen el ejemplo de sus padres. Se parecen a sus padres. A veces actúan como sus padres y los imitan en diversas maneras. Como creyentes en Cristo, debemos imitar a nuestro Padre Celestial, lo que significa que debemos ser como ÉL.
1.  1 Pedro 1:15-16. Como ÉL es santo, nosotros debemos ser santos.
2.  Lucas 6:36. Como ÉL es misericordioso, nosotros debemos ser misericordiosos.
3.  Mateo 5:48. Como ÉL es perfecto, nosotros debemos ser perfectos.
4.  Efesios 4:32. Como ÉL es perdonador, nosotros debemos ser perdonadores.
5.  1 Juan 3:3. Como Él es puro, nosotros debemos ser puros.
El deseo de nuestro padre es la siguientes, lea 1 Pedro 2:2 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación y 2 Pedro 3:18 “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Amigo(a) si usted entendió este mensaje, tiene fe de parte de Dios y desea ser hijo(a) puede realizar esta oración:  "Oh Dios, reconozco que soy un (una) pecador(a), me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucito de la tumba y que vive para siempre. Abro la puerta de mi corazón y de mi vida recibiendo al Señor Jesús como mi único Salvador. Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Y le entrego mi vida y mi corazón y le confieso con mis labios para que Él sea mi único Salvador. Amen


lunes, 21 de abril de 2014

LA SANGRE DE CRISTO

“…sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He 9:22).
En esta oportunidad deseo  compartir un tema de suma importancia que me ayudo entender mi nueva condición como hijo de Dios,  sobre el  derramamiento de la sangre de Jesucristo sobre la cruz, el cual fue factor que hizo posible que nosotros recibiéramos el perdón de nuestros pecados y la aceptación en la presencia de Dios.
A. LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE
“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Lv 17:11). Cuando pecamos, ganamos la muerte. “La paga del pecado es muerte” (Ro 6:23). Jesús pagó el precio de nosotros con su propia sangre (al morir por nosotros en la cruz). El sacrificio expiatorio significa ser hecho UNO CON DIOS. Jesús dio su vida (derramó su sangre) sobre la cruz por nuestra expiación o redención. Esto hizo posible que nosotros fuésemos UNO CON DIOS. La sangre de Jesús significa que ya no somos sus enemigos, sino más bien sus amigos, sus hijos e hijas. Por fe, nosotros aceptamos lo que Jesús hizo por nosotros.
B. LO QUE EL PECADO HACE A NUESTRAS VIDAS
1. Nos separa de Dios: “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Is 59:2).
2. Nos hace sentir culpables: “Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí” (Sal 38:4).
3. Permite que satanás nos acuse: “…porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Ap 12:10).
4. Demanda la pena de muerte: “El alma que pecare, esa morirá” (Ez 18:4).
La sangre de Cristo satisface todas nuestras necesidades.
C. LA SANGRE ES PARA DIOS
La sangre de Cristo satisface plenamente la ley de Dios, la cual, requiere un castigo cuando la ley es quebrantada. 1 Juan 3:4 dice: “Pues el pecado es infracción de la ley”. La sangre nos protege de la culpabilidad de quebrantar la ley (la muerte). En Éxodo 12, Dios ordena al pueblo de Israel untar de la sangre de un cordero sobre los umbrales de sus puertas para protegerlos del destructor, quien pasaría matando a todos los primogénitos de la tierra. Ese era un cuadro representativo del Cordero de Dios: Jesús, quien vendría más tarde al mundo. Dios dijo: “…veré la sangre, y pasaré de vosotros…” (Ex 12:13).
1. La confraternidad con Dios es restaurada: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro 5:8, 9).
2. Somos redimidos (comprados de la esclavitud): “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Ef 1:7).
D. LA SANGRE ES PARA EL HOMBRE
La sangre ha satisfecho a Dios; ahora está para satisfacernos a nosotros en la limpieza de la culpa de nuestra conciencia.
1. La sangre nos limpia de la culpa: “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (He 9:14).
2. La sangre nos santifica: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta” (He 13:12).
3. La sangre nos acerca a Dios: “…Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado…” (Col 1:20-22).
4. La sangre nos da la confianza o valentía para entrar a la presencia de Dios: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (He 10:19-22).
5. La sangre nos perfecciona ante la presencia de Dios: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (He 10:14).
E. LA SANGRE ES PARA EL DIABLO
La actividad más estratégica del diablo en esta época es: ser el acusador de los hermanos (Ap 12:10) y es como tal, que el Señor lo confronta con su ministerio especial como Sumo Sacerdote, a través de Su propia sangre (He 9:11-14).
1. La sangre coloca a Dios del lado del hombre, contra el diablo: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?… ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro 8: 31, 33, 34). El diablo no tiene fundamento para sus acusaciones contra los que han recibido la obra redentora de Cristo por sus vidas.
2. La sangre disuelve todos los derechos legales de propiedad de satanás: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Col 1:14). “Redención” significa: comprar de vuelta. Estamos bajo la posesión de un nuevo dueño, y el precio que fue pagado por nosotros fue el derramamiento de la sangre de Jesús. “…la iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre” (Hch 20:28). Lea también 1 Corintios 6:19, 20; y 1 Timoteo 2:6.
F. LO QUE LA SANGRE DE CRISTO NOS HA TRAIDO
1. Pureza de corazón: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn 1:7).
2. Vida eterna: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn 6:53, 54).
3. Acercamiento a Dios: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Ef 2:13).
MI DECISIÓN
Ahora entiendo lo que significa el derramamiento de la sangre de Cristo para Dios, para Satanás y para mí. Hago mi consigna de compartir con otros la verdad concerniente a la sangre de Cristo. Me recordaré a mí mismo, más a menudo, respecto al pacto que Dios tiene conmigo para perdonar mi pecado y limpiarme de toda maldad y protegerme de los planes ocultos de Satanás.
C.P.

miércoles, 16 de abril de 2014

TODOS LOS HOMBRES SON PECADORES

En el  evangelio de Lucas “5:31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”,  de acuerdo con a este pasaje de la biblia los enfermos necesitan un médico, el versículo 32 nos da luz que los pecadores necesitan un salvador. Y esa es razón por lo que vino Jesús al mundo, los siguientes cuatro versículos habla de ello:
1. 1 Timoteo 1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”.
2. Lucas 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.  
3. Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”
4. Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
De acuerdo con Lucas 5:32, Jesús vino al mundo para salvar a pecadores, Las personas justas no necesitan ser salvas. Pero lea Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;”. Esto nos da a entender que no hay ni un justo en toda  la tierra, por lo tanto, ¿cuántas personas necesitan ser salvas? por supuesto que todos los hombres necesitan ser salvos, porque son pecadores.
Salmo 14:1-3 dice “14:1 Dice el necio en su corazón: no hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. 14:2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios. 14:3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
De acuerdo con el versículo 2 del Salmo 14, Jehová mira sobre los hijos de los hombres, de acuerdo con el versículo 3, ¿Cuántos hombres y mujeres buenos y justos encontró? ni uno, cuando otras personas nos ven y observan nuestra manera de vivir, podremos parecer buenos, rectos y amables, pero según 1 Samuel 16:7, Dios no mira lo que nombre mira,  “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Según Hebreos 4:13, no podemos esconder nuestra condición ante los ojos de Dios. Por lo tanto, debemos vernos como Dios nos ve.
Al leer Romanos 3:10-18 descubrimos cuán pecadores somos a los ojos de Dios: “3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 3:11  No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. 3:12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 3:13  Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 3:14  Su boca está llena de maldición y de amargura. 3:15  Sus pies se apresuran para derramar sangre; 3:16  Quebranto y desventura hay en sus caminos; 3:17  Y no conocieron camino de paz.3:18  No hay temor de Dios delante de sus ojos”.  Leamos también Romanos 3:23, donde al escritura es claro y dice “cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (esto lo incluye a usted y a mi).  De acuerdo a 1 Pedro 2:21-22 y 2 Corintios 5:20-21, la única excepción a lo escrito en Romanos 3:23 es nuestro señor Jesucristo  (Nota: en Lucas 1:46-47 la virgen María dijo que Dios era su salvador, solo un pecador necesita un salvador), aun 1 Reyes 8:46 dice “…porque no hay hombre que no peque…”, por tanto necesitamos el favor de Dios, Amigo mío “Dios . . . ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30), “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:5). Este arrepentimiento es un cambio de mente, es aceptar delante de Dios que eres pecador y necesitas apropiar lo que hizo por ti en la cruz. En Hechos 16:30-31, el carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas: “. . . Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). En Lucas 18:13 encontramos que el pecador oró: “. . . Dios, sé propicio [misericordioso] a mí, pecador”. Seguramente te das cuenta que eres pecador. Ahora mismo, dondequiera que estés, dirígete a Dios con tus propias palabras.

martes, 15 de abril de 2014

UNA ACTITUD VOLUNTARIA


En Mateo 16:21 el Señor Jesús dijo que le era necesario ir a Jerusalén. Él sabía que tendría que padecer mucho, ser muerto y que el tercer día sería resucitado. ¿Creía Jesús que su muerte era necesaria? claro que sí. Pero cuando leemos en  Mateo 16:22. ¿Creía Pedro que era necesario que Cristo muriera? no, ¿Quién inspiró a Pedro para contradecir lo que Cristo había dicho? según el versículo 23 de Mateo 16, fue satanás.
Si estudiemos Juan 10, versículos 11-18. Que dice: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”.  De acuerdo al versículo 11, entendemos que Jesús voluntariamente entrego su vida y nadie se la quitó. En el versículo 15 Jesús dijo “Yo pongo mi vida por las ovejas”. La pregunta es ¿Cuántos hombres tenían el poder para tomar la vida del Hijo de Dios (versículo 18)? La respuesta es ninguno. ¿Quién dio voluntariamente su vida en la cruz? fue nuestro señor Jesucristo. Esto lo confirma el evangelio de Lucas  4:28-30 “Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. ”. ¿Qué sucedió cuando una turba indignada trató de matar a Jesús (versículo 30)? El pasó en medio de ellos, porque aún no era el tiempo. ¿Cree usted que habría sido posible que los enemigos del Señor lo hubiesen podido matar antes de que fuese el tiempo para él?, para morir en la cruz, claro que no, lea Juan 7:30 “Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora”.
En el evangelio de Mateo 26:47-54. Y sobre todo  en el versículo 53,  que Jesús podría haber orado y el Padre le habría dado más de doce legiones de ángeles que lo habrían rescatado de aquellos hombres que buscaban matarlo. [Nota: una “legión” es parte de un ejército compuesto entre 3000 y 6000 hombres], y podemos entender que nuestro señor no hizo esta oración,  en Juan 18:2-6 “Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra”. ¿Qué le sucedió a la compañía de soldados cuando Jesús dijo, “Yo soy”? retrocedieron, y cayeron a tierra. Quién estaba en realidad controlando la situación era el Hijo de Dios y no los alguaciles.
Según Juan 3:14 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”, era necesario que el Hijo del Hombre fuera levantado en la cruz, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3:15), en todo el proceso de salvación vemos que nuestro señor Jesucristo entrego su vida en  la cruz voluntariamente, en  obediencia a la voluntad del  padre “a éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole” (Hechos 2:23),  por nuestra salvación, “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12.24) Todos los hombres son culpables están condenados ante Dios, su ira esta sobre el pecador, solo la gracia de Dios nos salvara, acércate a él hoy es el tiempo, Dios te bendiga.

LA SALVACIÓN ES UN REGALO


En Efesios 2:8 leemos que la salvación es el don (regalo) de Dios, este acto (la salvación por gracia) es don de Dios; no es algo originado por el hombre,  si alguien le diera un regalo, ¿tendría usted que pagar algo por ello?, o si alguien le diere un regalo por su capacidad moralidad, intelectual y físico ya no sería regalo si no premio,   por lo tanto, ¿necesitamos pagar por nuestra salvación? la respuesta es no, la fuente, la base, de la salvación es Dios, no los hombres. Dios provee la salvación, cosa que el hombre no puede hacer, porque no puede proveerse un salvador (no puede morir por sus propios pecados). Ninguna filosofía, ningún código de preceptos morales, ninguna ley humana puede efectuar nuestra salvación.
Entonces la pregunta es ¿Quién pagó por nuestra salvación? si leamos  1 Corintios 6:20 dice “Porque comprados sois por precio: glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” y 1 Pedro 1:18-19 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. De acuerdo a Romanos 6:23 el don (dádiva) de Dios es la Vida Eterna. La salvación es tan fácil como recibir un regalo. No podemos trabajar para lograrla. No podemos pagar por ella (compare Hechos 8:18-20). No podemos ganarla por nuestros propios esfuerzos. Todo lo que podemos hacer es recibirla. El don gratuito de Dios, la vida eterna esta en Jesucristo, lea el siguiente versículo  “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:11). Dios pago por nuestra salvación un precio muy alto, con la muerte expiatoria de nuestro señor Jesucristo en  la cruz.
De acuerdo con 1 Juan 5:11-12, para obtener el don de Dios, es necesario tener al hijo  de Dios. De modo que para ser salvo, el pecador debe recibir a una Persona. De acuerdo con Juan 3:16, ¿cuál es la dádiva de amor de Dios al mundo? la respuesta es “…que ha dado a su Hijo unigénito…” definitivamente solo hay salvación en nuestro señor Jesucristo, (Nota: la palabra “unigénito” significa “no hay otro igual, único”—Jesús es el único, sin igual Hijo de Dios). En Juan 1:12 leemos que para llegar a ser hijos de Dios debemos recibir al Señor Jesucristo como nuestro personal Salvador. Aunque nunca podremos pagar a Dios por el precioso don de Su Hijo, todo los días podemos decir a Dios en reconocimiento por lo que ha hecho por nosotros “Gracias a Dios por su don inefable” (vea 2 Corintios 9:15), porque  la salvación es un regalo de Dios.


viernes, 11 de abril de 2014

¿LA SALVACIÓN ES POR FE Y MÁS OBRAS?

Salvación es por fe sin las obras de la Ley o cualquier accionar que  pretenda ganar el  cielo, la salvación es un regalo de Dios en nuestro Señor Jesucristo, no es una recompensa o premio, lea este texto por favor:
Ef 2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
Ef 2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Ef 2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Ef 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
Ef 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe, Efesios 2.5-9
Rom. 6.22 Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna
Rom. 6.23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Romanos 6.22-23
La Biblia es clara al decir que no podemos ganar la salvación. Pablo escribió en Romanos 3:20: “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de el”. Escribió en Gálatas 3:10 que quienes dependen de las buenas obras para ser salvos están bajo maldición y ninguno de nosotros puede guardar esa ley. Todos estamos justificadamente condenados al castigo eterno a menos que Dios intervenga por gracia. Eso es precisamente lo que Dios ha hecho. Dios nos trae salvación por gracia y nuestra respuesta es la fe. Pero ni siquiera nuestra fe viene de nosotros mismos. “No es de vosotros” se refiere no solo a la gracia sino también a la fe. Tenemos que creer para ser salvos pero como estamos muertos en pecado no podemos creer. El hombre natural no puede entender las verdades espirituales (1 Co. 2:14), así que no puede creer. El dios de este siglo (el diablo) les ha cegado el entendimiento a los incrédulos para que la luz del evangelio no pueda brillar sobre ellos (2 Co. 4:4). Así que esa era nuestra condición antes de ser salvos; en las tinieblas, muertos en nuestros pecados, ciegos a la verdad, sin esperanza y sin Dios (Ef. 2:12). Estamos indefensos, incapaces de generar fe a partir de nuestro seco corazón.

Dios tiene que dar vida a nuestro seco corazón. Dios tiene que dar vista a nuestros ojos ciegos. Dios tiene que dar entendimiento a nuestras mentes entenebrecidas. Por lo tanto, toda la obra de salvación es un milagro de Dios. Creemos el evangelio y recibimos al Señor Jesucristo por fe pero es Dios quien nos da el deseo, la capacidad y el entendimiento para hacer eso. Ninguno de nosotros puede gloriarse acerca de nuestra fe o de nuestra salvación, ya que es todo debido a la gracia de Dios de principio a fin.

LIBRES DEL PODER DE LA CARNE

"Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gálatas. 5:24).
No hay cómo vivir para Dios en nuestra carne, porque en ella no mora bien alguno. Querer hacer el bien puede estar en el hombre, pero no el hacerlo, a causa del pecado que lo habita (Rom. 7:18-20). La caída del hombre en el Edén fue total. El hombre está muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1). En la carne, nadie puede agradar a Dios (Rom. 8:8).
La carne no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede hacerlo (Rom. 8:3-7). Todos los que estaban bajo la ley, estaban bajo el dominio del pecado. Nuestra naturaleza adánica, la fábrica de pecados, fue destruida completamente en la cruz. Jesús en su muerte y resurrección nos libró del pecado y con su sangre nos perdonó de todos nuestros pecados. Ahora somos de Cristo, y ya no podemos andar según la carne.
La carne lucha contra el Espíritu y por esto sólo hay un remedio para ella: la cruz. Si no somos de Cristo, es imposible que esto sea efectivo. Es necesario que seamos llenos de Cristo, revestidos de él, y libres de las pasiones y concupiscencias de la carne, para que vivamos en novedad de vida: "Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom. 13:14).
Pelear contra la carne para agradar a Dios es deshacer la obra de la gracia, es hacer vana la cruz de Cristo. Jesús era el único que podía hacer esa obra de poder. Él nos tomó como hombres pecadores, bajo la esclavitud del pecado, y nos libertó (Juan 8.36). Ahora nos puede presentar santos, sin mancha e irreprensibles delante de Dios (Col. 1:21-22).
Ya no somos esclavos. Fuimos libertados para vivir en santidad y justicia todos los días de nuestra vida. Somos libres por Cristo, pero no debemos dar ocasión a la carne. Somos libres, pero no podemos ignorar el peso y el pecado que nos asedia (Heb. 12:1).
Ahora estamos en Cristo, en su Espíritu (Rom. 8:9), por tanto, somos deudores al Espíritu, no para que andemos según la carne (Rom. 8:12-15). Jesús dijo que en la vida cristiana la carne para nada aprovecha, sino sólo lo que viene del Espíritu (Juan 6:63).

Él logró grandes cosas para nosotros. Debemos avanzar hacia la meta, y asir aquello por lo cual también fuimos asidos por Cristo (Flp. 3:12-13) Aún no somos perfectos, pero debemos correr, como un buen atleta, hacia la perfección. No impidamos que su obra de poder se complete en nosotros.

VIVIENDO EN LIBERTAD

Gálatas 2:17-19.
Después de que Pablo y Bernabé predicaron el evangelio en la región de Galacia, algunos venidos de Jerusalén se entremetieron, causando perturbación, diciéndoles a los gentiles que habían creído en el Señor, que si no se circuncidaban no podrían ser salvos. Entonces, Pablo y Bernabé fueron enviados a Jerusalén, la fuente del problema, para resolver el asunto con los líderes de allí. El punto más importante de este meollo era la circuncisión. Cuando fueron a Jerusalén, Pablo llevó consigo a Tito, que era griego. A pesar de que los de Jerusalén exigían guardar la ley de Moisés, el asunto de la circuncisión no se impuso a los gentiles. Tito fue obligado a circuncidarse (Gá 2:3).
Gálatas 2:4 habla sobre ser reducidos a esclavitud, la esclavitud bajo la ley. Al practicar la circuncisión, los creyentes neotestamentarios estaban siendo reducidos a esclavitud. Pero, nosotros que estamos en Cristo, ya fuimos libertados: para libertad Cristo nos libertó. Permanezcamos, pues, firmes y no nos sometamos de nuevo al yugo de la esclavitud (Gá 5:1-2). Quien está en Cristo, ya tiene libertad. No es más esclavo de la ley, no está más bajo el yugo de la ley.
En Hechos 15, por la decisión que fue tomada entre los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, podemos ver que los gentiles no fueron subyugados por la rigidez de la ley. La libertad que ellos tuvieron en Cristo no fue reducida a esclavitud. Por la palabra de Pedro, vemos que ya hemos sido libertados de la ley, ya tenemos libertad en Cristo. No somos más esclavos del pecado ni de la ley. Nosotros no dependemos de la obediencia de la ley del Antiguo Testamento para ser salvos por la fe en Cristo en el Nuevo Testamento.
El Señor Jesús no sólo nos libertó, sino que Él aún nos suple de tal manera que siempre tenemos esa libertad en Él (Gá 5:1). Ya no somos más reducidos a esclavitud por la ley. No solamente tenemos la libertad exteriormente, sino que aún tenemos interiormente el suplir de vida y Espíritu, y disfrutamos descanso y paz. Ya no nos preocupamos por la ley. El Señor nos da disfrute y vida por medio del Espíritu, y así logramos vivir una vida según el patrón de Dios, por encima de la exigencia de la ley. Luego, somos libres porque Cristo nos libertó.
Ya que todos hemos ganado la libertad y estamos libres de las exigencias de la ley, debemos tener cuidado para no volver a someternos a la esclavitud de la ley, no sólo a la ley del Antiguo Testamento, sino también a cualquier ordenanza que nosotros mismos fabriquemos. Aun en la iglesia puede ser que existan muchas ordenanzas que nosotros mismos hemos creado e intentamos guardarlas. Esas ordenanzas nos esclavizan y nos hacen volver a la ley. Fuimos salvos por la gracia, y no debemos de ningún modo volver a la ley ni ponernos bajo esas ordenanzas.
Sin embargo, aparte de aquellos que han hecho que el cristianismo parezca una lista de ordenanzas, reglas y rituales, también hay otro lado que tenemos que evitar. En ese lado tenemos a aquellos que usan la libertad como una excusa para pecar: “¿Qué no soy cristiano? ¿Qué no soy salvo por gracia? ¿A caso no me ha libertado Cristo? Entonces está bien que haga lo que yo quiera”. En esta categoría tenemos a aquellos que claman que son cristianos, y la manera en la que viven casi no es diferente de la manera en que aquellos que no conocen a Cristo viven. Cuando la gente del mundo la ve se sienten confundidas y se preguntan cuál es la diferencia al ser cristiano. Esa es una manera peligrosa de pensar y vivir, Pablo advierte: Gálatas 5:13 “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.”
Y también Pedro repite en 1 Pedro 2:15:16 “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”
 Aunque somos libres, no debemos usar nuestra libertad como una oportunidad para la carne, como una tapadera para la maldad. Como Pablo pone en Romanos 6:15-18 “¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. ”
Un hombre es esclavo del amo al cual obedece. ¿Obedeceremos de nuevo al pecado –por lo que Cristo dio su vida para liberarnos? “EN NINGUNA MANERA” es la respuesta de Pablo. Y continúa: Romanos 6:20-23 “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Es erróneo creer que no hay problema si le damos lugar al pecado. Hay un pago para esto, “y la paga del pecado es muerte MAS LA DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO” y como Gálatas 6:7-8 repite: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”
 Para concluir: por lo cual “no usemos la libertad como una oportunidad o excusa para la carne sino a través del amor sirvámonos los unos a los otros.”, amen.