miércoles, 16 de abril de 2014

TODOS LOS HOMBRES SON PECADORES

En el  evangelio de Lucas “5:31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.”,  de acuerdo con a este pasaje de la biblia los enfermos necesitan un médico, el versículo 32 nos da luz que los pecadores necesitan un salvador. Y esa es razón por lo que vino Jesús al mundo, los siguientes cuatro versículos habla de ello:
1. 1 Timoteo 1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”.
2. Lucas 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”.  
3. Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”
4. Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
De acuerdo con Lucas 5:32, Jesús vino al mundo para salvar a pecadores, Las personas justas no necesitan ser salvas. Pero lea Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;”. Esto nos da a entender que no hay ni un justo en toda  la tierra, por lo tanto, ¿cuántas personas necesitan ser salvas? por supuesto que todos los hombres necesitan ser salvos, porque son pecadores.
Salmo 14:1-3 dice “14:1 Dice el necio en su corazón: no hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. 14:2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios. 14:3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
De acuerdo con el versículo 2 del Salmo 14, Jehová mira sobre los hijos de los hombres, de acuerdo con el versículo 3, ¿Cuántos hombres y mujeres buenos y justos encontró? ni uno, cuando otras personas nos ven y observan nuestra manera de vivir, podremos parecer buenos, rectos y amables, pero según 1 Samuel 16:7, Dios no mira lo que nombre mira,  “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Según Hebreos 4:13, no podemos esconder nuestra condición ante los ojos de Dios. Por lo tanto, debemos vernos como Dios nos ve.
Al leer Romanos 3:10-18 descubrimos cuán pecadores somos a los ojos de Dios: “3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 3:11  No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. 3:12  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 3:13  Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 3:14  Su boca está llena de maldición y de amargura. 3:15  Sus pies se apresuran para derramar sangre; 3:16  Quebranto y desventura hay en sus caminos; 3:17  Y no conocieron camino de paz.3:18  No hay temor de Dios delante de sus ojos”.  Leamos también Romanos 3:23, donde al escritura es claro y dice “cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (esto lo incluye a usted y a mi).  De acuerdo a 1 Pedro 2:21-22 y 2 Corintios 5:20-21, la única excepción a lo escrito en Romanos 3:23 es nuestro señor Jesucristo  (Nota: en Lucas 1:46-47 la virgen María dijo que Dios era su salvador, solo un pecador necesita un salvador), aun 1 Reyes 8:46 dice “…porque no hay hombre que no peque…”, por tanto necesitamos el favor de Dios, Amigo mío “Dios . . . ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30), “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:5). Este arrepentimiento es un cambio de mente, es aceptar delante de Dios que eres pecador y necesitas apropiar lo que hizo por ti en la cruz. En Hechos 16:30-31, el carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas: “. . . Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). En Lucas 18:13 encontramos que el pecador oró: “. . . Dios, sé propicio [misericordioso] a mí, pecador”. Seguramente te das cuenta que eres pecador. Ahora mismo, dondequiera que estés, dirígete a Dios con tus propias palabras.

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