miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿CARA O SELLO? TÚ ELIGES

Muchos nos afanamos por tener dinero y servirnos de ella, para satisfacer nuestros lujos y necesidades. Pero si nos percatamos  veremos que una moneda tiene dos lados diferentes, lo que comúnmente llamamos cara y sello. Que puede representar la forma de vida que llevamos, dos reinos alas cuales pertenecemos, dos caminos que seguimos. La humanidad ha decidido libremente elegir la forma de vivir que más se acomode a su estilo, cada persona programado por sus patrones mentales ha construido su propio laberinto o su palacio de felicidad. Por ello sabemos que siempre habrá dos frentes y a lo cual no somos ajenos porque ya pertenecemos a uno de ellos, por obligación o por voluntad propia. De la misma manera los reinos espirituales son dos frentes bien demarcados y diferenciados. La pregunta es ¿a cuál de ellos pertenece usted? La respuesta es suya, si aún no ha escuchado de ellos es sumamente urgente que lo sepa hoy.
1. Veamos el primer lado de la moneda, reino invisible de Satanás: La Biblia dice que el príncipe de este mundo es Satanás, con todo lo malo que en ella hay.  Jesús mismo hizo hincapié refiriéndose a aquellos que no le recibieron como su salvador, que el diablo (Satanás) era el padre de la humanidad por que sus obras eran malas (pecado), así como el mismo diablo que desde el principio peco: Juan 8:44-47. Veamos cómo se expresa el mal en nuestra comunidad
1.1 Sus obras son malas y perversas:  En la carta a los Gálatas el apóstol pablo: dice “manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…no heredaran el reino de Dios” Gálatas 5:19-21. Estos son las practicas humanas del reino de Satanás, cuyo contentamiento haya él. En 2º Timoteo 3: 2-5 encontramos “porque habrá hombres amadores de sí mismo, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacable, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negaran la eficiencia de ella…” cada día será peor si usted está viviendo bajo el reino de Satanás (2º Timoteo 3: 13).
 1.2 Fin de este reino:  Este reino tendrá su fin terrenal  como reino y un destino horrendo, una perpetúa morada, a un viaje sin retorno, el último rincón donde llega el alma: el infierno. El infierno no es un mito,  el infierno no está en la tierra como muchos dicen, tampoco Dios quiere infundir miedo a la humanidad; aquel lugar no es para ti, solo para Satanás y sus demonios. “Si continúas eligiendo este reino irás a parar juntamente con él a este lugar de sufrimiento”. En la carta 1º corintios 6:9-10, nos confirma que las personas que practican tales pecados mencionadas al principio no podrán elegir o heredar el reino del Señor Jesucristo, si no que irán al lugar de dolor,  Salmos 9:17 nos advierte una vez más “los malos serán trasladados al infierno…”, “…allí será el lloro y crujir de dientes” Mateo 22:13,  también el apóstol Juan en Apocalipsis 20:15, 21:8, 19: 20, 20:10 confirma lo dicho, ¡quién podrá librarte de este reino maligno! cuya sentencia es terrible.
2. Ahora veamos el otro lado de la moneda,  reino del  señor Jesucristo: Jesucristo es el hijo de Dios que vino a este mundo encarnado (se hizo hombre) Juan 1:1-18, y nos anunció el reino de Dios, Lucas 17:20-21, Mateo 12:28  Jesús está hablando de sí mismo, no hay otro reino, ni líder, que Jesucristo, el reino de Dios (Marcos 13:21).
2.1 Sus obras son buenas de bendición para el hombre: Las obras de este reino también son evidentes, vemos el libro de Gálatas 5:22-23 “…es amor, gozo, paz, paciencia benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza,…” en el evangelio san Mateo 5: 1-12 podemos ver el carácter del hombre de este reino.
2.2 El destino feliz de este reino: Del mismo modo no nos quedaremos aquí, sino que iremos a una morada celestial. El cielo es la herencia de los cristianos: 1º Pedro 1:3-5,  Hebreos 9:15 “…los llamados reciban la promesa de la herencia eterna”, Mateo 25:34 “…heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” donde los mayores maravillas terrenales no se pueden comparar con los verdaderas delicias del reino del señor. Apocalipsis 21:9-27, 22:1-5 “después me mostró un rio limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”.
Mi estimado lector la decisión es suya, no será fácil si usted elige lo mejor, el reino de Jesucristo, la verdadera libertad hallaras. Leamos en el evangelio de Juan 8:36 “Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”, solo él puede liberarte de las tinieblas de Satanás, de las cadenas de la esclavitud, resucitarte de la muerte, y  el estará contigo en los peores momentos, no lo dudes puedes acercarte confiadamente, porque él nos dice: “…al que a mí viene, no le echo afuera” Juan 6:37. Su amor es incondicional, “porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que  todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16 y su regalo más grande es la vida eterna Romanos 6: 23b, hay un solo camino Hechos 4:12, y solo un mediador para el hombre 1º Timoteo 2:5, el señor Jesucristo. Si su decisión es la correcta haga esta oración: “señor Jesucristo reconozco que soy pecador, te suplico que me perdones, ahora creo en ti y te recibo en mi corazón como ni único verdadero salvador y señor de mi vida, bajo tu gobierno quiero vivir. Libera mi alma de toda condenación y del reino dé la oscuridad. Gracias señor Jesucristo por ser mi salvador y señor. Amén”.  Si has hecho esta pequeña oración con una Fe verdadera, ten por seguro que Jesús vive en ti y tú en el señor Jesucristo, eres parte de la familia de Dios por el poder del Espíritu santo; 1º Juan 4:13, tus pecados son perdonados limpiados por su sangre; 1º Juan 1:7 y eres hijo de Dios; Juan 1:12, esto es real por que Jesucristo venció la muerte y a Satanás (Efesios 1:19-22, Colosenses 2: 15). Si aún no entiendes con claridad o despertó tu curiosidad este mensaje, comunícate con nosotros.

martes, 15 de julio de 2014

JESUCRISTO NUESTRO INTERCESOR


¿Dónde está el Señor Jesucristo hoy en día? y ¿qué está haciendo allí?, Romanos 8:34 dada la respuesta “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”, ¿A favor de quién está haciendo eso? a  favor de todo los verdaderos creyentes nacidos de nuevos.  Lea Hebreos 7:25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” Cristo no solo salva completamente a quienes se acercan a Dios por medio de ÉL, sino también vive siempre para interceder por ellos. Tanto en Romanos 8:34 donde dice: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” como en Hebreos 7:25 el verbo “intercede” está en tiempo presente, lo cual indica que Cristo sigue intercediendo por nosotros. “interceder” significa “pedir por alguien, suplicar a favor de alguien”.  En el evangelio de Lucas 22:31-32 , vemos a nuestro señor Jesucristo intercediendo a favor de Simón Pedro “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” Pedro tuvo ciertamente un tropiezo en su fe cuando negó al Señor, pero Jesús había orado que su fe no falte ¿Cree usted que su oración fue escuchada? Claro que sí.
En Juan 17:1-26 encontramos una maravillosa oración intercesora de nuestro señor Jesucristo a nuestro padre Dios. Por lo tanto:
¿Quién es nuestro Intercesor? Jesucristo nuestro señor y salvador. 
¿A quién oró Cristo (Juan 17:1, 5, 11, 21, 24, 25)? al Padrea. 
Cabe mencionar que en esta oración Cristo oró por los creyentes (Juan 17:9) pidió al Padre que guardara (cuidara, protegiera) a los creyentes que le pertenecían (Juan 17:15) y aun lo sigue haciendo “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” Juan 17:20. Literalmente guardarlos del malo (Satanás). Cristo pide que sus creyentes estén con ÉL y que ellos estén donde ÉL está. La pregunta es ¿Será respondida esta oración (Juan 14:3)? Claro que sí.
Si pudiéramos perder nuestra salvación, Cristo debería dejar de interceder por nosotros. Pero la Biblia nos dice que ÉL continúa intercediendo por los verdaderos creyentes (Romanos 8:34).
A manera de conclusión podría decir que  algunos creyentes no han comprendido esta importante verdad por tanto abandonan la comunión con Dios porque se sienten condenados por las fallas que han cometido y no han aprovechado los beneficios de la intercesión de Cristo.  Cristo es quien intercede por nosotros y por medio El volvemos a una plena  comunión con Dios,  porque el castigo de nuestra paz cayo sobre El en la cruz. Esta es una realidad y nosotros debemos creerla  la palabra de Dios y no abandonar el camino del evangelio cuando el pecado nos alcance, sino arrepentirnos y venir a nuestro señor Jesucristo nuestro intercesor, seguir caminando en santidad. Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, porque pertenecemos  a la iglesia redimida por la sangre bendita del cordero, declarados santos en la obra redentora de nuestro señor Jesucristo. Dios le bendiga.

martes, 1 de julio de 2014

DECLARANDO A CRISTO

Un verdadero creyente confiesa (declara) a Cristo, la palabra confesar proviene de la palabra  griega homologeo (homo=igual; logeo del verbo lego=decir) y significa “decir lo mismo que otros, estar de acuerdo”. El creyente en Cristo debe confesar al Señor Jesús con su boca (Romanos 10:9-10) y por lo tanto debe decir públicamente que está de acuerdo con lo que Dios ha dicho respecto a su Hijo (1 Juan 5:9-12).
Tal como la etiqueta de un tarro está para confesar su contenido, un creyente debe confesar a su Señor y Salvador claramente, sin vergüenza pues la Escritura dice: “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado” (Romanos 10:11). Todo verdadero creyente debería poder decir como el apostol  Pablo “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;” (Romanos 1:16). Nuestro señor Jesucristo jamás se avergonzó de morir  públicamente por nosotros (Mateo 27:39, 54-55).
Palabra negar es lo opuesto a confesar (ver Juan 1:20 y 1 Juan 2:22-23). Confesar es decir “SI” y negar es decir “NO”. En Lucas 22:57-60, Pedro debió haber dicho “si lo conozco” (versículo 57), “si soy uno de ellos” (versículo 58), “si estuve con ÉL” (versículo 59-60). Pero Pedro lo negó (versículo 57). Aun cuando Pedro tuvo un lapsus de fe, su reacción indica que Pedro era un verdadero creyente “Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (versículo Lucas 22:62), confesó Pedro al Señor Jesucristo más adelante ante miles de hombres (Hechos 2:14, 22-24,29, 36,41) que él era Señor y Salvador. Si alguien le hiciera la pregunta: ¿afirma usted que el Señor Jesús es su Señor y Salvador? ¿Qué respondería?
La confesión de nuestra boca debe estar de acuerdo con la conducta de nuestra vida. Tito 1:16 describe a un grupo de profesantes “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. Si el caminar de uno está en conflicto con su hablar y esto es abominación para el Señor. Aunque ellos afirmen conocer a Dios, ellos son mentiroso y la verdad no está en ellos (1 Juan 2:3-4). 
El mundo quiere ver, que el Cristo que nombramos con nuestros labios, es el Dios a quien servimos con nuestras vidas.
El Señor dio promesas a aquellos que lo confesaran ante los hombres “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 10:32), “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios (Lucas 12:8), “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5),
Hay un costo implícito en confesar que Cristo es el Mesías (Juan 9:22) y debido a este costo, muchos no lo confiesan (Juan 12:42). Durante las persecuciones cristianas de los siglos 2 y 3, aquellos creyentes que no negaron al Señor aún a riesgo de gran sufrimiento, fueron conocidos como CONFESORES, no tenían vergüenza de identificarse con Jesucristo, aun cuando significase su propia muerte.
¿Usted confiesa a Cristo ante su familia, sus amigos, sus seres queridos y sus vecinos? ¿Usted lo abraza a ÉL con gozo y lo tiene como su Señor  y su Dios (Juan 20:28)? ¿Le avergüenza hablar de Él y decir a otros lo que ÉL ha dicho y lo que ÉL ha hecho?, entonces examínese si está en la fe, Dios le bendiga.



lunes, 9 de junio de 2014

EL CREYENTE TIENE ANSIAS DE LA PALABRA DE DIOS

En 1 Pedro 1:23 dice “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”, aprendemos que una persona es renacida por la palabra. En 1 Pedro 2:2 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”,  encontramos que una persona que ha nacido de nuevo es como un recién nacido. ¿Qué es lo que los bebés anhelan, ansían, desean y lloran si no lo tienen? Por su puesto que por la leche. Si un bebé no tiene ansia (hambre) de leche quiere decir que algo anda mal. Los bebés sanos tienen un hambre de la verdadera leche. Tal como el bebé espiritual debería anhelar y desear el creyente recién nacido (1 Pedro 2:2) de la palabra de Dios.
Si un creyente no tuviera deseo de la palabra de Dios algo debe estar muy mal. Si un creyente tiene verdadero hambre por la Palabra de Dios, debe desear participar en una iglesia que enseñe la Biblia y donde puede aprender más de la Palabra de Dios.
La persona que haya nacido de nuevo debería poder decir estas cosas:

1. Señor, yo sinceramente amo Tu Palabra (Salmo 119:97,113,119,127,167)
2. Señor, Tu Palabra es mi delicia (Salmos 119:77; 1:2; 119:16,47,143,174) 
3. Señor, Tu Palabra es maravilloso (Salmo 119:129) 
4. Señor, abre mis ojos y miraré las maravillas de Tu ley (Salmo 119:18)
5. Señor, Tu Palabra alumbra mis ojos (Salmo 19:8) y hace entender (Salmo 119:130 compare con vers.105 y con 2 Pedro 1:19). 
6.  Señor, Tu Palabra hace que mi corazón se alegre (Salmo 19.8: y 119:111, 162)
7.  Señor, Tu Palabra es  mejor  que todo el oro del mundo. (Salmo 119:72)
8.  Señor, Tu Palabra es más dulce  que la miel y preferiría ser alimentado con Tu Palabra que gozar de la mejor comida que pudiera prepararse para mi estómago (Salmos 19:10 y 119:103)
9. Señor, realmente tengo  hambre de Tu Palabra (Salmo 119:40,131)

La Biblia es la carta  de amor personal de Dios para mí y debería leerla con esa actitud. Debería diariamente tomarme un tiempo para encontrarme con mi Dios y con mi Biblia. Si realmente amo al Señor, me encantará oírle cuando me habla. Dios me habla cuando leo su preciosa Palabra. ¿Realmente amo la Palabra de Dios? ¿Realmente anhelo la Palabra de Dios más que las riquezas y las cosas materiales? ¿Me gozo leyendo la Biblia, aprendiendo la verdad del Dios viviente? ¿Tengo realmente hambre de la Palabra de Dios? ¿Realmente me gusta ir a una iglesia que cree en la Biblia y la enseña? ¿Es el Salmo 19:7-11) verdadero para mí?. "Examínense si están en la fe", Dios le bendiga. 

martes, 3 de junio de 2014

EL CREYENTE CREE LA PALABRA DE DIOS

Ahora veamos las señales de un verdadero creyente, lo primero es creer en palabra de Dios, ¡Suena tan obvio! ¡Un verdadero creyente cree! Si usted no cree, ¡no es un verdadero creyente! Lea a  1 Juan 5:9. “Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.” Este versículo compara el testimonio de los hombres con el testimonio de Dios. Donde también entendemos que el testimonio de Dios es Mayor, de acuerdo con Tito 1:2 “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos” y Hebreos 6:18 “para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”, en el evangelio de Juan 17:17 dice “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” como cristianos debemos creer en la palabra de Dios sin duda alguna por que es la verdad absoluta que nos da conocer a Dios.
Algunos dicen creer en Jesús, pero dicen tener problemas para creer en la Palabra de Dios. Su real problema es la INCREDULIDAD (lea Lucas 24:25-27).  Pero Jesús dijo que la Palabra de Dios es verdad (Juan 17:17) y la Escritura no puede ser quebrantada (Juan 10:35)  y que todo lo que está escrito en las Escrituras debe  cumplirse (Lucas 24:44) incluyendo cada jota y cada tilde (Mateo 5:18). Lo que realmente está diciendo esta gente es esto: "Yo creo en Jesús pero creo que Jesús estaba equivocado cuando dijo que la Biblia era la verdad", Jesucristo no pudo estar equivocado, Por lo tanto, esto es lo que el creyente debería decir: " Creo en Jesús y como creo en Jesús, también creo en su palabra”
El apóstol Pablo dijo en 1 Tesalonicenses 4:15 "  Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.", en 1Corintios 14:37 “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor” (2 Tesalonicenses 3:6). Reconoció Pedro que las cartas de Pablo son  "Escrituras" (2 Pedro 3:15-16). Por lo tanto, el creyente debería decir: "Yo creo en Jesús y también creo lo que pablo escribió, porque Pablo era un apóstol de Jesucristo (Gálatas 1; 1) y sus escritos son inspirados por Dios (2 Timoteo 3:16) igual que el resto de la Biblia".
Dios ha dicho en las escrituras, que en su Hijo tiene pleno contentamiento. (Mt. 3:17). También ha dicho que lo oigamos a él (Mt. 17:5), y que Él mismo ha hablado por medio de su Hijo (He. 1:2). También ha dicho que en él está la vida, que para tener vida eterna es preciso tenerlo a Él. (1 Jn. 5:11-12). El testimonio que Dios dio a favor de su Hijo fue corroborado por las señales que éste hizo (Hch. 2:22), por las que Dios mismo hace (He. 2:4), y por haberle levantado de los muertos (He. 2:24; 17:31 b). En realidad, es mucho más lo que Dios ha hablado respecto de su Hijo. Prácticamente todo el Nuevo Testamento está lleno del testimonio de Dios respecto de su Hijo.
No recibir este testimonio de Dios es un asunto muy serio, porque es tenerle por mentiroso. “El que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo” (1 Jn. 5:10). ¿Cómo podríamos ofenderlo en un punto tan delicado y quedar impunes? ¿Cómo podríamos evadir su ira y sus juicios?.
Creer a Dios es creer en su Hijo, y creer en su Hijo es creer lo que Dios ha dicho acerca de él. Dios declara justos a los que creen este testimonio: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Ro. 3:23-24).

Una persona que es realmente salva cree en el testimonio de Dios. Cree toda la Palabra de Dios, 66 libros como inspirada por Dios como única verdad para su vida espiritual, moral, social, político, económico, etc. ¿Es usted un creyente en la Biblia? ¿Cree usted en la Palabra de Dios? ¿Cree usted en el testimonio que ha dado Dios concerniente a Su Hijo (1 Juan 5:9-12)? “Examínese usted mismo, para saber si está en la fe".

miércoles, 21 de mayo de 2014

VIVIENDO DIFERENTE

Al estudiar la Palabra de Dios aprendemos pronto que hay una gran diferencia entre los que son salvos y los que están perdidos. En Deuteronomio 18:9-14 Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.  No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. , Dios prohibió  que los hijos de Israel cuando entrarán en la tierra prometida (Palestina) aprendieran las costumbres de las naciones paganas y que imitaran sus caminos y Dios deja claro una DIFERENCIA entre lo inmundo y lo limpio lea Levítico 10:10 y 11:47, “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio” y “para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio,…”
Lea cuidadosamente Juan 13:2 “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregasey Juan 13: 10-11 “Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.”. Esto nos enseña que no todos los discípulos eran limpios.
En Efesios 2:11-13 “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. ”
De acuerdo con Efesios 4:17-19 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”, ya no deberíamos vivir como viven los inconversos, cuando una persona llega a conocer la verdad que hay en Cristo, ya no deseará seguir viviendo del mismo modo como cuando era inconverso en Efesios 4:20-24 “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. ”, porque el deseo de Dios es que ya no imitemos a los hijos de desobediencia Efesios 5:6-7 “No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”, por cuanto ya no estamos en tinieblas (ver Juan 8:12; Colosenses 1:13; 1 Pedro 2:9; y 1 Tesalonicenses 5:5-8), entonces debemos andar como dice Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”, porque ahora somos nueva criatura “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17.
En 1 Tesalonicenses 4:5 “no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Diosleemos que los gentiles no conocen a Dios, pero los creyentes o cristianos si conocen a Dios “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17.3 y 1 Juan 5:20 “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”,  esto nos induce que ya no debería el creyente vivir igual que aquellos que no conocen a Dios. Si una persona conoce verdaderamente al Dios viviente, en Tito 3:3-8 “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.” Estos versículos dan una buena descripción de su vida antes que fuera salvo y ahora en qué debe ocuparse el creyente cuidadosamente cada día. De Tito 3:14 aprendemos que Dios no quiere que el creyente sea sin frutos. El creyente en Cristo tiene ciertas responsabilidades hacia todos los hombres por cuanto representa a Cristo en el mundo. Dios les bendiga.



martes, 13 de mayo de 2014

¿SOY UN VERDADERO CREYENTE?

¿Me reconozco como un pecador perdido y culpable en la presencia de un Dios santo y justo (Romanos 3:10-19,23)? ¿Reconozco que mi propio corazón es engañoso y perverso e incurablemente enfermo (Jeremías 17:9; Marcos 7:21-23)? ¿Reconozco que merezco la muerte y el infierno (Romanos 6:23)? ¿Acepto que si Dios me diera lo que merezco y me recompensara o pagara según como he llevado mi vida, yo sería destrozado (Salmo 130:3; compare Salmo 103:10)? ¿Admito que no puedo hacer absolutamente nada para salvarme a mí mismo (Tito 3:5)? ¿Comprendo que mis mejores esfuerzos para hacer buenas obras nunca me ganarán o conseguirán la entrada al cielo (Efesios 2:8-9)? ¿Me doy cuenta que ni mi iglesia ni mi sistema religioso pueden salvar mi alma (Jeremías 17:5)? ¿Estoy convencido que mi propia rectitud y mi propia virtud están lejos de la justicia que Dios requiere y demanda (Romanos 3:10-12; 1 Corintios 6:9-10)? ¿Tengo yo en y por mí mismo alguna credencial personal que sea aceptable a Dios (Isaías 64:6)? ¿Creo que Jesucristo es la única solución que Dios tiene para mi pecado (Hechos 4:12)? ¿Reconozco que Jesucristo es el único camino a Dios (Juan 14:6), la única puerta de salvación (Juan 10:9), el único Salvador de pecadores (Mateo 1:21), el Único que puede darme vida eterna (Juan 10:28; 17:3)? ¿Comprendo que Jesucristo es el eterno Dios (Juan 1:1-3), que vino a este mundo y se hizo hombre para salvarme (Juan 1:14; 1 Timoteo 1:15; Juan 3:17)? ¿Estoy convencido que ÉL me amó, aun siendo yo un pecador (Romanos 5:8; Juan 3:16) y que murió y resucitó para salvar mi alma (Romanos 4:25)? ¿Estoy persuadido que el Señor Jesús murió en la cruz por mis pecados y que murió en mi lugar como mi perfecto sustituto, muriendo en mi lugar, pagando completamente el total castigo por mis pecados (Isaías 53:6; 1 Pedro 3:18; 2 Corintios 5:21)? ¿Estoy confiando en ÉL y sólo en ÉL para salvarme (Hechos 16:31)? ¿He venido a ÉL con la fe sencilla de un niño (Juan 6:35,37; Mateo 11:28)? ¿He recibido personalmente por fe al Señor Jesucristo como mi Salvador (Juan 1:12)? ¿Está descansando todo mi ser en quién es ÉL (Juan 8:24), en lo que ÉL ha hecho (1 Corintios 15:3-4) y en el que ÉL ha dicho (Juan 6:47)? ¿Creo que ÉL es capaz de salvar completamente a todos los que por medio de ÉL se acercan  a Dios, incluso a mí (Hebreos 7:25)? ¿Creo en la declaración de Cristo que se encuentra en Juan 5:24? ¿Juan 3:16 es cierto respecto a mí? ¿Alguna vez he compartido con otros que Jesucristo es mi Salvador (Romanos 10:9-10, Mateo 10:32)? ¿Puedo decir de todo corazón: mi esperanza se basa sólo en la en la sangre y en la justicia de Jesús? No confío en sistema alguno, sólo me apoyo en el Nombre de Cristo. En Cristo, la firme Roca estoy asentado, cualquier otro terreno es arena movediza.
Otra pregunta que me puede ayudar es: si yo muriese hoy y compareciese ante Dios y ÉL me preguntara: ¿“por qué debo permitirte entrar en mi cielo santo”? ¿Cuál sería mi respuesta? Si mi respuesta apunta a mí en alguna manera (mis propias credenciales, mis propias obras, mis deberes religiosos, etc.) no estoy sobre terreno sólido. Aquí hay algunos ejemplos de personas que confían en SI MISMAS: “Dios debe dejarme entrar al cielo, porque durante mi vida he hecho más cosas buenas que malas”. “Dios debería permitirme entrar al cielo, porque he tratado de guardar los diez mandamientos”. “Dios debería dejarme entrar al cielo, porque soy miembro de cierta iglesia” etc. Todas estas respuestas apuntan hacia MI, pero la salvación no es mía, la salvación es del Señor. 
Hay un solo motivo por el cual puedo ir al cielo. La respuesta apropiada es la siguiente: Iré al cielo por una sola razón. Y esta única razón es Jesucristo mi Salvador. Sin su obra en la cruz, yo nunca podría ser salvo. Si ÉL no hubiese dado su vida por mí, jamás podría entrar al cielo. ÉL es mi única esperanza. ÉL es la única justicia que tengo y ÉL es toda la justicia que necesito. “Gracias Señor por salvarme.”  Note que con esta respuesta nos  desentendemos de nosotros mismos y señalamos claramente hacia el Salvador y solo hacia ÉL.

miércoles, 7 de mayo de 2014

FUI SANTIFICADO

1 Corintios 1:2; 1:30
 En Isaías 6:3 los serafines usan tres veces una palabra para describir lo que Dios Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”. Encuentra usted una descripción similar en Apocalipsis 4:8 “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. La palabra “santo” significa “puesto aparte, separado”. De modo que podríamos traducir Isaías 6:3 de esta manera: “SEPARADO; SEPARADO; SEPARADO es el Señor de los ejércitos”.
De modo que él nos MANDA a estar SEPARADOS de todo lo que es pecaminoso. Este mandamiento se encuentra en 1 Pedro 1:16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo: porque el deseo de Dios es que el creyente imite su santidad lea Efesios 5:1 “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. De acuerdo con Levítico 11:44-45, los creyentes del Antiguo Testamento tenían este mismo mandamiento. De modo que al estudiar la doctrina bíblica de la SEPARACIÓN debemos empezar con DIOS MISMO y debemos tener siempre en mente el hecho de su santidad y su separación.
La palabra “santidad” significa “santificación” (vea 1 Tesalonicenses 4:3-4 donde la misma palabra se usa dos veces) y “santificación” significa “ser apartado, ser separado”. De modo que Dios nos ha llamado a estar separados para ÉL. De acuerdo a Romanos 1:1, Pablo fue llamado a ser santo y de acuerdo a Romanos 1:7 “a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, los creyentes de Roma fueron llamados a ser santo. Por lo tanto, ¿usted cree que esos creyentes eran realmente santos?. La palabra “santo” significa “una persona santa, una persona apartada, una persona separada”.
Lea 1 Corintios 2:15-3:4. Los creyentes de Corinto eran creyentes espirituales y también había carnales, nos sorprende entonces descubrir que en 1 Corintios 1:2 esos creyentes fueron santificados. No sólo eso en 1 Corintios 1:30 encontramos que en Cristo Jesús estos creyentes no sólo tenían sabiduría y justificación y redención, sino también tenían santificación. En 1 Corintios 6:11 leemos que aunque esas personas en Corinto habían sido antes terribles pecadores (versículos 9-11), ahora habían sido lavados y santificados (separados, apartados) y  justificados (declarados justos). De modo que según la manera en que estos creyentes corintios vivían (1 Corintios 3:1-4), ellos eran carnales, pero de acuerdo a como Dios los veía EN CRISTO (1 Corintios 1:2) ellos eran santos. En Efesios 1:1 y Filipenses 1:1 los creyentes de Éfeso y de Filipo eran llamados santos.
En  Colosenses 3:12 leemos que hay tres cosas que son ciertas de todo creyente. Cada creyente es escogido de Dios, santos y amados (Dios nos ama pues estamos en el Amado, ver Efesios 1:6 y Mateo 3:17). En 1 Pedro 2:9 descubrimos cuatro cosas más acerca de los creyentes. Como creyentes somos: linaje escogido, real sacerdocio (cada creyente es un sacerdote y podemos ofrecer a Dios los sacrificios descritos en Hebreos 13:15-16); nación santa y pueblo adquirido (pueblo propio de ÉL, ver Tito 2:14). Por ello, cada creyente, por cuanto ha sido separado, es responsable de vivir una vida separada.
Esto significa que Dios espera que los santos vivan como santos. Puesto que fuimos separados para Dios, hemos de vivir vidas separadas, en Efesios 4:1 encontramos la siguiente declaración Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. La palabra “vocación” significa “llamado o llamamiento”. De modo que el Señor quiere que nuestro vivir sea digno del llamado con el cual fuimos llamados. Como creyentes en Cristo tenemos un gran llamado. Cuando Dios nos salvó, ÉL nos separó y nos llamó HACIA ÉL MISMO. De acuerdo con 1 Corintios 1:9, fuimos llamados “a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor. La Biblia describe este maravilloso llamado de tres maneras. Como creyentes en Cristo tenemos un llamamiento supremo según Filipenses 3:14, llamamiento celestial según Hebreos 3:1  y  llamamiento santo según 2 Timoteo 1:9. De acuerdo con 1 Tesalonicenses 4:7, Dios nos llama a santificación, debemos de entender quiere Dios que nuestro andar sea digno de nuestro santo llamado (Efesios 4:1). La palabra “digno” procede de otra palabra que significa “medir”. En los tiempos bíblicos se usaban balanzas para medir. El patrón de medida se colocaba en un lado y el producto (grano, fruta, etc.) a pesar, se colocaba al otro lado. Cuando los platillos estaban nivelados y balanceados, todos sabrían que se había medido la cantidad apropiada. Por lo cual la palabra digno conlleva la idea de equilibrado e igual. Considere otra vez Efesios 4:1,  andar como es digno significa que nuestro andar (nuestra vida) debe ser igual, estar al mismo nivel de nuestro llamamiento.
Sé que soy un santo y que Dios me ha llamado hacia Él Mismo con un llamamiento santo y por su gracia deseo vivir una vida santa y separada, para que otros puedan saber que pertenezco al Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
El gran problema se genera cuando desobedecemos Efesios 4:1, y no andamos como es digno de nuestro llamamiento santo. Aunque somos santos (según Dios nos ve en Cristo), muchas veces en nuestra vida diaria no andamos como santos.
Deseo terminar este pequeño escrito citando  2 Timoteo 2:19 “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” Dios le bendiga.



martes, 29 de abril de 2014

JUSTIFICADOS POR DIOS

(Romanos 3:24; 1 Corintios 6:11)
El tema de hoy tiene que ver con la justicia de Dios la cual nos hace participes de la vida eterna, podemos comenzar  con esta pregunta: a los ojos de Dios, ¿cuántos hombres justos hay? según Romanos 3:10 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;”. ¿Quién es el único Justo? según 1 Juan2:1 “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. ” y 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;” con esto en mente, ¿Quién cree usted que es el siervo que sufrió y  que justifica a hombres y mujeres injustos,  lea Isaías 53:11 “ Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. ” y  lo afirme 1Pedro 3:18.
Lea 1 Corintios 6:9-11 “6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”. En ese pasaje, los versículos 9 y 10 describen como vivían algunos de los creyentes de corinto antes de ser salvos y el  versículo 11 describe lo que Dios hizo por ellos en el momento de salvarlos. No fueron solo lavados y santificados, sino también fueron justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios. La palabra “justificar” significa “ser declarado o considerado justo”. De acuerdo a Romanos 4:5 “mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” vemos que Dios justifica al impío. ¿Puede Dios justificar a un publicano malvado o a un cobrador de impuestos (Lucas 18:13-14)? “18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 18:14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.”, entonces ¿Puede Dios justificar a hombres y mujeres INJUSTOS (1 Corintios 6:9-11)?,  la respuesta es sí, porque solo Dios puede satisfacer su propia justicia, en Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” leemos que como creyentes justificados tenemos paz para con Dios. Esto es, ¡ya no somos enemigos de Dios! De acuerdo a Romanos 5:10 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” Aunque no somos justos por nosotros mismos, cuando una persona cree en el Señor Jesucristo, Dios lo ve como justo EN CRISTO. Somos justos porque estamos EN el justo Hijo de Dios. 1 Corintios 1:30 “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;. Puesto que Dios nos ve en su Hijo, somos justos. 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”, así leemos en Romanos 4:3 “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” y según versículo 5 “su fe le es contada por justicia”.
Lea Romanos 5:9 “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”.  Si Cristo no hubiese muerto en la cruz no habría  forma que el hombre alcance justicia para con Dios (Romanos 5:6-11), Dios es libre para ser benevolente con nosotros y para poner en nuestra cuenta la justicia de Cristo. Ya no somos pecadores culpables y condenados, porque ahora estamos EN CRISTO, porque Dios en su gracia me ha justificado y me ha declarado justo.
Por tanto los justificados debemos vivir como tal, lea los siguientes versículos: 1 Juan 2:29 “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él”, 1 Juan 3:7 dice “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.” Dios ve al creyente igual de justo como a su Hijo. Pero muchos se preguntaran ¿Qué de la persona que no hace (practica) justicia? ¿Pertenece ella realmente a Dios?, lea 1 Juan 3:10 “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” y 1 Juan 2:9, es cierto que sólo Dios puede ver el corazón y que sólo Dios es el Juez final de quién es salvo y quién no lo es, sin embargo, Jesús también dijo” por sus frutos los conoceréis” (vea Mateo 7:15-23). Si una persona es realmente salva, no debería solamente saberlo, sino también mostrarlo (ver Santiago 2:14-26). Las personas salvas no siempre viven tan rectamente como debieran y luchan con el pecado, pero tienen una nueva vida que es diferente de la vida que llevaban cuando eran inconversos (1 Corintios 6:9-11).
Lea nuevamente 1 Juan 2:29 y 3:7,10. ¿Desea usted vivir una vida recta y obedecer la palabra de Dios? Si no tiene este deseo, ¿cómo puede decir que es salvo? (“Soy salvo, pero no deseo agradar a Dios y no me preocupa obedecerlo. Deseo vivir mi vida como me plazca”). ¡No se engañe! Un hombre justo es reconocido por su vida justa. Está tan agradecido por lo que Cristo ha hecho por él, que lo demuestra en su vida, lea  Romanos 6:13-18, donde Dios ordena que no presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad porque somos siervos de la justicia, ahora debemos vivir como los explica  biblia en 1 pedro “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”, otros versículos que nos puedan ayudar, 1 Timoteo 6:11 y 2 Timoteo 2:22.
Amigo(a) lector busque una iglesia cristiana donde podrá aprender mucho más sobre la palabra de Dios, hoy es el tiempo, Dios le bendiga. 




martes, 22 de abril de 2014

LOS HIJOS DE DIOS

Juan 1:12; 1 Juan 3:1-2
En 1 Juan 3:10 dice En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. leemos que hay dos grupos de personas: hijos de Dios  e hijos del Diablo. Lea 1 Juan 3:12 “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas y Génesis 4:1-8. ¿Qué diría usted que Caín era un hijo de Dios o un hijo de Satanás?.
En Juan capítulo 8:37-47 leemos acerca de una conversación entre Jesús y los fariseos (los líderes religiosos de los judíos). Donde en el versículo 37 menciona que los fariseos procuraban matarle a nuestro señor Jesucristo, a pesar de ser descendientes de Abraham (versículo 41), si una persona odia a Cristo, ¿es Dios en verdad su padre (versículo 42)? Claro que no. Dijo Jesús quien era en realidad el padre de los presentes porque los deseos y la voluntad del diablo ellos hacían (versículo 44) y no creían en la palabra del señor (versículo 45), si una persona no oye y no cree la Palabra de Dios  ella realmente no es hijo de Dios (versículo 47).
De acuerdo a Efesios 2:1-3, no llegamos a ser hijos de Dios por nuestro nacimiento físico. ¿Cómo puede una persona llegar a ser un hijo de Dios? la respuesta está en Juan 1:12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;. De modo que para llegar a ser un hijo de Dios,  es necesario nacer de nuevo, Juan 1:13 “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, Juan 3:1-7 “…Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. y Gálatas 6: 15 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. ”. Cuando una persona es salva, inmediatamente pasa a ser miembro de la familia de Dios. Disfruta ahora de una relación con Dios que antes nunca tuvo y puede ahora clamar “Abba, Padre” lea Romanos 8:15-16 “ Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.y Gálatas 4:6 “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! . La palabra “Abba” es un término muy familiar que significa “Padre” y nos recuerda a un niño que se dirige a su padre diciéndole “papá” (hablándole a su padre en un término familiar) o (mi padre). 
De acuerdo a Efesios 6:1 “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. y Colosenses 3:20 “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor., la responsabilidad que los hijos tienen hacia sus padres es la obediencia. Como hijos de Dios, es nuestra responsabilidad hacia Dios la obediencia absoluta. De modo que debemos andar como Hijos de Dios, 1 Pedro 1:14 “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;”.
En Efesios 5:1 dice “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. A menudo los hijos siguen el ejemplo de sus padres. Se parecen a sus padres. A veces actúan como sus padres y los imitan en diversas maneras. Como creyentes en Cristo, debemos imitar a nuestro Padre Celestial, lo que significa que debemos ser como ÉL.
1.  1 Pedro 1:15-16. Como ÉL es santo, nosotros debemos ser santos.
2.  Lucas 6:36. Como ÉL es misericordioso, nosotros debemos ser misericordiosos.
3.  Mateo 5:48. Como ÉL es perfecto, nosotros debemos ser perfectos.
4.  Efesios 4:32. Como ÉL es perdonador, nosotros debemos ser perdonadores.
5.  1 Juan 3:3. Como Él es puro, nosotros debemos ser puros.
El deseo de nuestro padre es la siguientes, lea 1 Pedro 2:2 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación y 2 Pedro 3:18 “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Amigo(a) si usted entendió este mensaje, tiene fe de parte de Dios y desea ser hijo(a) puede realizar esta oración:  "Oh Dios, reconozco que soy un (una) pecador(a), me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucito de la tumba y que vive para siempre. Abro la puerta de mi corazón y de mi vida recibiendo al Señor Jesús como mi único Salvador. Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Y le entrego mi vida y mi corazón y le confieso con mis labios para que Él sea mi único Salvador. Amen


lunes, 21 de abril de 2014

LA SANGRE DE CRISTO

“…sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (He 9:22).
En esta oportunidad deseo  compartir un tema de suma importancia que me ayudo entender mi nueva condición como hijo de Dios,  sobre el  derramamiento de la sangre de Jesucristo sobre la cruz, el cual fue factor que hizo posible que nosotros recibiéramos el perdón de nuestros pecados y la aceptación en la presencia de Dios.
A. LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE
“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Lv 17:11). Cuando pecamos, ganamos la muerte. “La paga del pecado es muerte” (Ro 6:23). Jesús pagó el precio de nosotros con su propia sangre (al morir por nosotros en la cruz). El sacrificio expiatorio significa ser hecho UNO CON DIOS. Jesús dio su vida (derramó su sangre) sobre la cruz por nuestra expiación o redención. Esto hizo posible que nosotros fuésemos UNO CON DIOS. La sangre de Jesús significa que ya no somos sus enemigos, sino más bien sus amigos, sus hijos e hijas. Por fe, nosotros aceptamos lo que Jesús hizo por nosotros.
B. LO QUE EL PECADO HACE A NUESTRAS VIDAS
1. Nos separa de Dios: “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Is 59:2).
2. Nos hace sentir culpables: “Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí” (Sal 38:4).
3. Permite que satanás nos acuse: “…porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” (Ap 12:10).
4. Demanda la pena de muerte: “El alma que pecare, esa morirá” (Ez 18:4).
La sangre de Cristo satisface todas nuestras necesidades.
C. LA SANGRE ES PARA DIOS
La sangre de Cristo satisface plenamente la ley de Dios, la cual, requiere un castigo cuando la ley es quebrantada. 1 Juan 3:4 dice: “Pues el pecado es infracción de la ley”. La sangre nos protege de la culpabilidad de quebrantar la ley (la muerte). En Éxodo 12, Dios ordena al pueblo de Israel untar de la sangre de un cordero sobre los umbrales de sus puertas para protegerlos del destructor, quien pasaría matando a todos los primogénitos de la tierra. Ese era un cuadro representativo del Cordero de Dios: Jesús, quien vendría más tarde al mundo. Dios dijo: “…veré la sangre, y pasaré de vosotros…” (Ex 12:13).
1. La confraternidad con Dios es restaurada: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro 5:8, 9).
2. Somos redimidos (comprados de la esclavitud): “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Ef 1:7).
D. LA SANGRE ES PARA EL HOMBRE
La sangre ha satisfecho a Dios; ahora está para satisfacernos a nosotros en la limpieza de la culpa de nuestra conciencia.
1. La sangre nos limpia de la culpa: “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (He 9:14).
2. La sangre nos santifica: “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta” (He 13:12).
3. La sangre nos acerca a Dios: “…Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado…” (Col 1:20-22).
4. La sangre nos da la confianza o valentía para entrar a la presencia de Dios: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (He 10:19-22).
5. La sangre nos perfecciona ante la presencia de Dios: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (He 10:14).
E. LA SANGRE ES PARA EL DIABLO
La actividad más estratégica del diablo en esta época es: ser el acusador de los hermanos (Ap 12:10) y es como tal, que el Señor lo confronta con su ministerio especial como Sumo Sacerdote, a través de Su propia sangre (He 9:11-14).
1. La sangre coloca a Dios del lado del hombre, contra el diablo: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?… ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro 8: 31, 33, 34). El diablo no tiene fundamento para sus acusaciones contra los que han recibido la obra redentora de Cristo por sus vidas.
2. La sangre disuelve todos los derechos legales de propiedad de satanás: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Col 1:14). “Redención” significa: comprar de vuelta. Estamos bajo la posesión de un nuevo dueño, y el precio que fue pagado por nosotros fue el derramamiento de la sangre de Jesús. “…la iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre” (Hch 20:28). Lea también 1 Corintios 6:19, 20; y 1 Timoteo 2:6.
F. LO QUE LA SANGRE DE CRISTO NOS HA TRAIDO
1. Pureza de corazón: “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn 1:7).
2. Vida eterna: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Jn 6:53, 54).
3. Acercamiento a Dios: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Ef 2:13).
MI DECISIÓN
Ahora entiendo lo que significa el derramamiento de la sangre de Cristo para Dios, para Satanás y para mí. Hago mi consigna de compartir con otros la verdad concerniente a la sangre de Cristo. Me recordaré a mí mismo, más a menudo, respecto al pacto que Dios tiene conmigo para perdonar mi pecado y limpiarme de toda maldad y protegerme de los planes ocultos de Satanás.
C.P.