martes, 13 de mayo de 2014

¿SOY UN VERDADERO CREYENTE?

¿Me reconozco como un pecador perdido y culpable en la presencia de un Dios santo y justo (Romanos 3:10-19,23)? ¿Reconozco que mi propio corazón es engañoso y perverso e incurablemente enfermo (Jeremías 17:9; Marcos 7:21-23)? ¿Reconozco que merezco la muerte y el infierno (Romanos 6:23)? ¿Acepto que si Dios me diera lo que merezco y me recompensara o pagara según como he llevado mi vida, yo sería destrozado (Salmo 130:3; compare Salmo 103:10)? ¿Admito que no puedo hacer absolutamente nada para salvarme a mí mismo (Tito 3:5)? ¿Comprendo que mis mejores esfuerzos para hacer buenas obras nunca me ganarán o conseguirán la entrada al cielo (Efesios 2:8-9)? ¿Me doy cuenta que ni mi iglesia ni mi sistema religioso pueden salvar mi alma (Jeremías 17:5)? ¿Estoy convencido que mi propia rectitud y mi propia virtud están lejos de la justicia que Dios requiere y demanda (Romanos 3:10-12; 1 Corintios 6:9-10)? ¿Tengo yo en y por mí mismo alguna credencial personal que sea aceptable a Dios (Isaías 64:6)? ¿Creo que Jesucristo es la única solución que Dios tiene para mi pecado (Hechos 4:12)? ¿Reconozco que Jesucristo es el único camino a Dios (Juan 14:6), la única puerta de salvación (Juan 10:9), el único Salvador de pecadores (Mateo 1:21), el Único que puede darme vida eterna (Juan 10:28; 17:3)? ¿Comprendo que Jesucristo es el eterno Dios (Juan 1:1-3), que vino a este mundo y se hizo hombre para salvarme (Juan 1:14; 1 Timoteo 1:15; Juan 3:17)? ¿Estoy convencido que ÉL me amó, aun siendo yo un pecador (Romanos 5:8; Juan 3:16) y que murió y resucitó para salvar mi alma (Romanos 4:25)? ¿Estoy persuadido que el Señor Jesús murió en la cruz por mis pecados y que murió en mi lugar como mi perfecto sustituto, muriendo en mi lugar, pagando completamente el total castigo por mis pecados (Isaías 53:6; 1 Pedro 3:18; 2 Corintios 5:21)? ¿Estoy confiando en ÉL y sólo en ÉL para salvarme (Hechos 16:31)? ¿He venido a ÉL con la fe sencilla de un niño (Juan 6:35,37; Mateo 11:28)? ¿He recibido personalmente por fe al Señor Jesucristo como mi Salvador (Juan 1:12)? ¿Está descansando todo mi ser en quién es ÉL (Juan 8:24), en lo que ÉL ha hecho (1 Corintios 15:3-4) y en el que ÉL ha dicho (Juan 6:47)? ¿Creo que ÉL es capaz de salvar completamente a todos los que por medio de ÉL se acercan  a Dios, incluso a mí (Hebreos 7:25)? ¿Creo en la declaración de Cristo que se encuentra en Juan 5:24? ¿Juan 3:16 es cierto respecto a mí? ¿Alguna vez he compartido con otros que Jesucristo es mi Salvador (Romanos 10:9-10, Mateo 10:32)? ¿Puedo decir de todo corazón: mi esperanza se basa sólo en la en la sangre y en la justicia de Jesús? No confío en sistema alguno, sólo me apoyo en el Nombre de Cristo. En Cristo, la firme Roca estoy asentado, cualquier otro terreno es arena movediza.
Otra pregunta que me puede ayudar es: si yo muriese hoy y compareciese ante Dios y ÉL me preguntara: ¿“por qué debo permitirte entrar en mi cielo santo”? ¿Cuál sería mi respuesta? Si mi respuesta apunta a mí en alguna manera (mis propias credenciales, mis propias obras, mis deberes religiosos, etc.) no estoy sobre terreno sólido. Aquí hay algunos ejemplos de personas que confían en SI MISMAS: “Dios debe dejarme entrar al cielo, porque durante mi vida he hecho más cosas buenas que malas”. “Dios debería permitirme entrar al cielo, porque he tratado de guardar los diez mandamientos”. “Dios debería dejarme entrar al cielo, porque soy miembro de cierta iglesia” etc. Todas estas respuestas apuntan hacia MI, pero la salvación no es mía, la salvación es del Señor. 
Hay un solo motivo por el cual puedo ir al cielo. La respuesta apropiada es la siguiente: Iré al cielo por una sola razón. Y esta única razón es Jesucristo mi Salvador. Sin su obra en la cruz, yo nunca podría ser salvo. Si ÉL no hubiese dado su vida por mí, jamás podría entrar al cielo. ÉL es mi única esperanza. ÉL es la única justicia que tengo y ÉL es toda la justicia que necesito. “Gracias Señor por salvarme.”  Note que con esta respuesta nos  desentendemos de nosotros mismos y señalamos claramente hacia el Salvador y solo hacia ÉL.

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